miércoles, 3 de octubre de 2012

Duermevela

 
Tu pecho está a media luz;
nieves de oro lánguido
coronan su silueta...
 
Y tu vientre, que es principio y fin,
vergel secreto al que soy afín,
me invita a extraviarme en el confín
de su tenue y cóncavo trasluz.
 
Tu pecho está a media luz;
nieves de oro lánguido
coronan su silueta...
 
 
 
 
Miau

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